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Una vez más a cerca de la velocidad de la luz

En la física clásica el concepto de velocidad está claramente definido (se puede incluso recordar a la policía de caminos) y solamente el "agente secreto 007 - la luz" tiene todo un conjunto de "pasaportes" (según los relativistas): "gran" constante (con el cual se da el "juramento relativista"); velocidad de coordenadas (esto es cuando los relativistas no pudieron ocultar de ninguna manera la necesidad del profano c+v) - qué se le puede pedir; velocidad de fase (con la cual los geodesas trabajan [134], los ópticos calculan los microscopios y telescopios, los astrónomos claculan la refracción, etc.); velocidad de grupo (la cual introdujo Reley "por desgracia" y que los prácticos casi no utilizan, pero que los relativistas anuncian frecuentemente como "real" si, por supuesto, ella no resulta "casualmente" negativa o mayor que la constante asignada por ellos). Es la pura estafa de los tres vasos y la bolita: "adivinaste, no adivinaste".

Aunque la cuestión sobre la velocidad de la luz se expuso más arriba, formulemos de un modo más definido la ley de la suma de las velocidades para una señal luminosa (para los modelos puramente corpuscular y puramente ondulatorio de la luz) utilizando el ejemplo del movimiento unidimensional. Dirijamos el eje hacia la dirección que va de la fuente al receptor. Sea que a la distancia $L$ del receptor la fuente emitió un rayo de luz, el cual se distingue por una cierta característica de frecuencia $\omega_0$. Entonces son posibles dos casos.
1) Independientemente de la naturaleza de la luz, durante el movimiento del receptor a una velocidad $v$ respecto a la fuente la velocidad de obtención de la señal ($L/t$) se determinará por la suma geométrica $c(\omega_0)-v$, y la frecuencia de la luz registrada se determinará por la simple ley clásica de Doppler $\omega=\omega_0(1-v/c)$. La pregunta respecto a cuál velocidad local será registrada por el receptor (cuando todas las mediciones se llevan a cabo en el interior de un receptor de dimensiones fijas) es completamente otra: este valor puede depender de la naturaleza de la luz (¿onda? ¿partícula puntual? ¿partícula con grados de libertad?), de la construcción del receptor, de la frecuencia $\omega$, etc.
2) Durante el movimiento de la fuente de la señal a una velocidad $v$ el resultado depende de la naturaleza de la luz. Si la luz representa un flujo de partículas, entonces nuevamente obtenemos la ley clásica de la suma de las velocidades $c(\omega_0)+v$. En el caso en que la luz representa una onda, tenemos prácticamente que ver con la suma de los movimientos de traslación y de oscilación y el físico teórico no puede escribir de manera explícita la dependencia $c[\omega(v)]$ y la ley de Doppler. Para la magnitud de la velocidad se puede en principio encontrar un enlace con las características " entre la traslación". Recordemos que, por ejemplo, la velocidad del sonido en los gases puede ser expresada mediante las siguentes magnitudes: el peso molecular del gas, la temperatura, el exponente de la adiabata; para los sólidos las velocidades longitudinal y transversal se expresan mediante la densidad, el módulo de Young y el coeficiente de Poisson; para los líquidos es necesario el conocimiento de algunos coeficientes empíricos. Una de las hipótesis posible sobre la velocidad de transmisión de la luz en el vacío, se expondrá en los Apéndices; en ella se supone que la influencia principal sobre el proceso de difusión de la luz la tienen las parejas virtuales electrón-positrón. Con relación a la frecuencia: sólo dentro de los límites de las oscilaciones pequeñas la frecuencia se determina a partir de la ley de Doppler $\omega=\omega_0/(1-v/c)$. En el caso de distancias y direcciones del movimiento arbitrarias así como de campos arbitrarios, posiblemente de la existencia del éter o de una estructura interna de la luz (de la existencia de grados de libertad adicionales) todas las dependencias pueden complicarse considerablemente. De esta manera, tanto la determinación de la ley de la suma de las velocidades, como la velocidad misma de la luz (nuevamente, no la velocidad local, dentro del receptor, ¡sino en el vacío entre la fuente y el receptor!) y la ley del efecto Doppler son prioridades del experimento.


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Arteja S.N.